La duda es nuestro producto, ya que es la mejor manera de competir con el conjunto de hechos que existen en la mente del público. También es el medio de establecer una controversia.
(La traducción es mía.) Esta cita forma parte de una propuesta para la compañía de tabacos Brown and Williamson, en 1969. Los autores eran JVB (probablemente J.V. Blalock, director de Relaciones Públicas) y CM (probablemente C. Muije, mencionado en el texto). Los objetivos de la compañía en ese momento vienen recogidos en unas instrucciones de J.W. Burgard, entonces vicepresidente de Ventas de Brown and Williamson, al supervisor de márketing R.A. Pittman. En ese documento de agosto de 1969, recogido en The Cigarrette Papers, Burgard le encomienda emprender una campaña contra las publicaciones que relacionaban el tabaco con el cáncer de pulmón. Una confrontación directa solo habría servido para quedar en evidencia ante el público, pero disfrazar sus intereses económicos de sano y prudente escepticismo era otra cosa. Según los objetivos de esta empresa, los virulentos, los agresivos y los movidos por intereses eran quienes perpetraban…
el increíble y perverso ataque contra el cigarrillo, constituyendo la mayor calumnia y difamación que jamás se ha perpetrado contra un producto en la historia de la libre empresa; una insidia criminal de tan grandes proporciones e implicaciones que uno se pregunta cómo tal cruzada de injurias puede ser compatible con la Constitución.
(La traducción es mía.) Y, por supuesto, la relación entre el consumo de tabaco y el riesgo de cáncer partía de un ataque a la libertad. Para Burgard, era parte de un plan mayor, siguiendo un
patrón de ataque contra el mercado libre americano, una fórmula siniestra que está erosionando la empresa americana; seleccionando el cigarrillo, obviamente, como uno de los objetivos en los que ensayar este patrón.
Inmediatamente después de la cita que encabeza esta entrada, JVB y CM prosiguen:
La duda es también el límite de nuestro producto. Desgraciadamente, no podemos adoptar una posición de oposición directa contra las fuerzas anti-cigarrillo y decir que fumar contribuye a una buena salud.
El mero hecho de generar en el público la idea de que entre los científicos no había consenso sobre el tabaco y el cáncer, que no había pruebas concluyentes todavía, que hacía falta mucha investigación para salir de dudas: ello era su victoria. Hoy, nadie en su sano juicio duda que el tabaco aumenta, y mucho, el riesgo de sufrir distintos tipos de cáncer, particularmente el de pulmón.
¡Menos comer y más fumar! Y además te protege de la tos. ¿Sobre eso no había controversia entre los científicos?