Energía-ficción

Escribo esporádicamente en el blog, además de escribir para mi tesis y para mis publicaciones científicas, porque me gusta escribir. Pero lo cierto es que no solamente me gusta escribir; también me gusta escribir. Disfruto con la narrativa tanto como con el ensayo, aunque me temo que eso me convierte en una persona normal o algo peor.

Como lector, actualmente me apasiona la serie The Second Apocalypse (R.S. Bakker), cuyo sexto libro (tercero de The Aspect-Emperor) ha salido ya al mercado estadounidense, pero que no estará disponible hasta septiembre para quienes, como yo, prefieren leer en Kindle. Esta serie de fantasía puede resultar soporífera para la mayoría de los lectores por su pesada carga psicológica, así que espero que el disfrutar con ella me redima de lo concluido en el párrafo anterior.

Como escritor, tengo dos e-books de fantasía-humor disponibles en Amazon (¡Holandés tenía que ser!, El niño que no quería leer a Balzac). Ambos forman parte de la serie El mundo del interior de la tostadora. Hay gente que, sin deberme dinero o favores y sin amenazas de por medio, me ha confesado que… bueno, alguna sonrisilla esporádica sí que les ha sacado alguna vez.

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No obstante, reza un proverbio: Once an engineer, always an engineer. Lo malo no se puede dejar de lado fácilmente. Así, en las partes más aburridas de El mundo del interior de la tostadora, describo un mundo en que cada ciudad tiene su manera de obtener y de utilizar la energía.

Tal puede ser renovable, como en Shumana (termosolar), o no renovable, como en Wattown (algo así como steampunk). Puede distribuirse a través de cables (Voltown) o de forma inalámbrica (Tesland).

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  • Jouleburg debe su nombre a James P. Joule. Este físico es considerado en el mundo del interior de la tostadora algo más que un ser humano. Es por el efecto Joule (se disipa calor cuando por una resistencia circula corriente eléctrica) por lo que podemos calentar un par de tostadas cada mañana. Si es importante para los que vivimos fuera, ¡imagínense para los tostarricenses!
  • Kelvinia se deriva del barón Kelvin, William Thomson. Por algo la ciudad está sita en Isla Thomson. El matemático, físico e ingeniero irlandés calculó el cero absoluto de temperatura y explicó el efecto termoeléctrico.
  • Hertzig se nombró con el apellido del descubridor del efecto fotoeléctrico, Heinrich R. Hertz. En El niño que no quería leer a Balzac, utilizan tecnología cuántica para poner en marcha el Quantum Express, un tren que se mueve a saltos perceptibles, con su posición y su velocidad sujetas al Principio de Incertidumbre.
  • Wattown fue probablemente nominada en honor al ingeniero escocés James Watt, famoso por sus contribuciones a la máquina de vapor. En el mundo del interior de la tostadora, la potencia se mide también en vatios o en caballos, a pesar de que nunca medraron los caballos en las vegas del río Chromel.
  • Striten se llama así por Charles P. Strite, que patentó la tostadora de eyección automática. Luego vino General Electric, corporación que introdujo este electrodoméstico en el hogar para desgracia de todos aquellos que viajaron al mundo en su interior.
    Shumana, la ciudad de los espejos, puede encontrar su justificación toponímica en Frank Shuman, pionero en energía solar. Predijo que la humanidad satisfaría de este modo sus necesidades energéticas, prescindiendo de la combustión… algún día. Las obras de ficción que dibujan ese escenario bien podrían ser catalogadas como… ¿Shumanpunk?
  • Voltown coincide sospechosamente con el apellido del inventor de la pila eléctrica. Fue un físico italiano llamado Alessandro Volta. En cierta parte de ¡Holandés tenía que ser!, narro la resolución del conflicto entre Voltown y Tesland.
  • Faradorf es una localidad de la margen Derecha que seguramente recibió el nombre de Michael Faraday, descubridor de la inducción electromagnética y de las leyes de la electrólisis que llevan su nombre. El motor fueraborda que aparece en la primera entrega se basa en una pila de combustible con hidrógeno, el cual se obtiene mediante electrólisis de agua.
  • Tesland, por supuesto, es una modificación del apellido del genial inventor serbio Nikola Tesla, el padrino de la corriente alterna. El concepto de la Torre Guardiana parece una mezcla entre la Torre Wardenclyffe y la bobina de Tesla.
  • Marshfield es algo más difícil. Albert L. Marsh no es tan conocido como Fourier, Watt o Faraday, pero la aleación que descubrió junto a Hoskins, el nicromo (nichrome), fue y sigue siendo fundamental para todo aparato basado en el calentamiento eléctrico.
  • Chromel es el primer nombre que recibió el nicromo. Simple, ¿no?

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